1- Si buscas Paz yendo a
clase y te molesta el ruido de las bocinas de la calle, empezá a encontrarla
justo ahí.
2- El Yoga no es una
disciplina de alto rendimiento. Si pensás que es necesario tener la
flexibilidad de una gimnasta rusa, tal vez te convenga más ir al gimnasio.
3- En las posturas de Yoga
buscamos estabilidad y comodidad, para que la sensación de equilibrio físico
repercuta en lo mental y emocional. Las correcciones del instructor tienen ese
fin. Su pregunta no molesta.
4- Da igual si comés carne,
verdurita o evitás los venenos blancos. El profesor no tiene rayos X, sólo ve
una persona.
5- No es necesario entender
al detalle ninguno de los procesos musculares, respiratorios o biomecánicos.
Hay que descubrirlos con el cuerpo.
6- Criticar al compañero del
mat de al lado por su inoperancia al hacer una postura o compararte con el que
logra “la postura de la foto”, divide tu atención. Evitá juzgar o juzgarte.
7- No hace falta que te
conviertas ideológicamente para practicar Yoga. No te compres otro paquete. Sobran
fanáticos y hacen falta apasionados. Elegir con libertad lo que nos sirve y
aplicarlo en la práctica, es más vital.
8- La primera no-violencia
es con uno mismo. Escuchá a tu cuerpo, escuchá lo que sentís, escuchá lo que
decís. En suma, reconocete en tu individualidad. No rechaces nada de lo que
sos, ni lo cambies por una idea ajena. El cambio es natural en la vida. Evitarlo
es violento.
9- Cada ásana propone
diferentes experiencias espacio-temporales. En lenguaje de Castaneda: una nueva
posición del punto de encaje. Nuestra percepción cambia si estamos cabeza abajo
o culo p’arriba. Si tu estado físico está disponible para un ásana nuevo,
aceptá el desafío.
10- Y por último, lo
fundamental: ¡no te olvides de respirar!
Silvina Giannotta- Copyright 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario