Si hablamos de estar presentes, naturalmente ello se contrapone a estar ausentes. Estamos presentes cuando en un momento determinado participamos en cuerpo y consciencia, sin que medie ninguna escisión. Cuando hay escisión hay cierto grado de ausencia.
Últimamente me daba cuenta de mi falta de presencia en el trabajo, porque no podía concentrarme en una tarea y encontraba distracciones en internet. Al observar esta conducta reiterada, pude percibir que no había motivación en lo que estaba haciendo y que lo rechazaba. Por lo tanto, mi atención huía en búsqueda de una motivación. La falta de Presencia era un síntoma de desconexión con la vida, con lo que en verdad estaba pasando.
Inevitablemente, descubrir que nos ausentamos de lo que está sucediendo implica un rechazo de la realidad. Considerando como "realidad" tanto a nuestro estado interno, como el entorno en el que nos hallamos.
Cuando se manifiesta el rechazo, es siempre como movimientos contrapuestos. Cuando queremos huir de nuestra realidad interna, naturalmente nos volcamos más hacia afuera en busca de estímulos externos: ir de compras, espectáculos, sexo (movimiento centrífugo). Cuando queremos huir de nuestra realidad externa, por el contrario nos volcamos hacia adentro en busca de estímulo: dormir, elucubraciones mentales, drogas, alcohol (movimiento centrípeto).
Hay diferentes grados de Presencia, pero siempre están caracterizados por un sentimiento de totalidad, de integración, de unidad, de equilibrio. Godfrey Devereux define el significado de Brahmacharya como "andar con la creatividad de la vida", lo que implica acompañar un movimiento que nace tanto de nuestro interior como de las situaciones que nos proporciona el entorno.
Por eso resulta tan evidente cuando no estamos presentes, porque hay una manifiesta divergencia. Nos sentimos tironeados, por fuerzas claramente opuestas y esa misma resistencia nos estanca y perpetua el sufrimiento.
Por el contrario, cuando estamos realmente presentes aceptamos lo que viene sin transarnos en una lucha sin cuartel. Utilizando un proceso que Chogyam Trungpa denomina "magnetizar" aceptamos lo que viene, lo exploramos, lo soltamos y seguimos adelante. De esta manera, entonces, quedamos de nuevo a disposición de la inagotable creatividad de la vida.
Silvina Giannotta - Copyright 2011-2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario