Usualmente identificamos la palabra "honestidad" con ser sincero, decir la verdad ante los demás. Sin embargo esta noción de la honestidad resulta bastante superficial, si sólo está basada en las expectativas que creemos tienen los demás acerca de nosotros.
La honestidad bien entendida, empieza por casa. Dice Godfrey Devereux: "Honestidad interna significa ser capaz de reconocer y evaluar lo que realmente nos está pasando. Ser capaz de interpretar con exactitud lo que la sensibilidad expresa, sin decepcionarnos de nosotros mismos". A este ejercicio G.I. Gurdjieff le llamaría "auto observación imparcial", es decir observar lo que percibimos sin emitir un juicio.
Sin el ejercicio de Satya, no es posible el cambio. Actualmente me encuentro en un proceso de cambio en el cual me resulta fundamental ser sincera conmigo misma, porque no serlo me está costando sufrir en cuerpo y alma.
Todos los días voy a trabajar y estoy 10 horas en un ambiente infecundo para mis necesidades más profundas como individuo. Sufro un estrés excesivo por intentar adaptarme para sobrevivir en ese entorno, anulándome en la expresión natural de mi ser con todas sus facetas. La consecuencia física de ésto es excesiva tensión corporal, baja de defensas, activación del mecanismo ataque-huida. Ni mencionar un humor que suele ser de malo a apático, mientras me encuentro en la oficina.
Cuando voy a la clase de yoga, estoy en casa o con amigos que alimentan y se nutren de mi ser integral. Me siento aliviada, alegre, confiada, abierta y profundamente viva. Es alto el precio que pagamos por no ser honestos con nosotros mismos: vivir una vida ajena.
Nos han educado en un sistema que aboga por una sinceridad que sólo es válida si se ajusta a lo que es aceptado por la sociedad. Estamos tan rodeados de esa falsa honestidad, que ni la percibimos. Nos resulta común que se actúe para las cámaras y que entre bambalinas la realidad sea otra. Pura esquizofrenia.
Así elegimos todo: carrera, pareja, amigos, barrio, ropa. Todo lo conveniente, incluso hasta las transgresiones: un porro, una fiesta, curtirte a un desconocido. Sin pararnos a observar si eso que estamos haciendo nos hace feliz, nos lleva a donde queremos o si nos hace mal sin importar lo que digan los demás.
En mi oficina creen que a mi vida le falta un poco de joda. Me aconsejaron hace unos días ir a divertirme al shopping, ver vidrieras -el estereotipo de la diversión femenina-. No significa que alguna vez no me resulte divertido, sobre todo si estoy en plan de comprarme algo o busco inspiración para mi look. Pero en este momento, mi felicidad se encuentra en ir a una potente clase de Yoga Dinámico o leer sobre algún tema que me esté apasionando ¿qué me importa si los demás piensan que soy aburrida mientras yo me esté divirtiendo?
Cierto tipo de diversión social, la mayoría de las veces, es sólo un escape desesperado a la presión que provoca no pasarla bien con nuestra vida la mayor parte del día. Es sólo otra forma de huir del presente, del aquí y ahora que nos resulta odioso, doloroso, infeliz, insoportable. Un presente que puede contener violencia (Himsa), porque cuando no somos honestos con nosotros mismos somos violentos. Estamos ignorando nuestra propia autoridad colocando a otra tiránica por encima de ella, una que está negada a aceptar cualquier cosa que exceda sus parámetros.
Cuando somos sinceros con nosotros mismos, además somos sensibles (Ahimsa) y dejamos de hacernos un daño innecesario. Es tan sencillo notarlo en el mat cuando nos duele alguna articulación y dejamos de presionarla. En la vida cotidiana también podemos hacerlo y practicar Satya. Al aumentar las actividades que nos otorgan mayor presencia y disfrute del aquí y ahora, naturalmente abandonamos lo que nos dispersa y divide.
Una profunda honestidad, implica tener el coraje de abandonar un modo de pensar que ya no nos resulta nutriente y con ello todos los hábitos que lo sustentaban. Practicar Satya requiere sobriedad, para poder aceptar aquello que estaba en el inconsciente sin rasgarnos las vestiduras. Una vez que aceptamos qué parte jugábamos en ese modo de pensar lo soltamos, nos vaciamos y estamos abiertos para recibir lo nuevo.
Silvina Giannotta- Copyright 2011-2015
Silvina Giannotta- Copyright 2011-2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario